El principal problema al que se enfrenta la empresa familiar es la inseguridad que se produce en el momento del reemplazo generacional.
La sucesión es el gran reto que estas empresas deben superar para garantizar su supervivencia, si bien la realidad muestra que muchas de estas compañías no logran pasar de la segunda o tercera generación, como consecuencia de no haber planificado esta sucesión.
En España, actualmente, existen alrededor de dos millones de empresas familiares que dan empleo a cerca de nueve millones de trabajadores. De esta afirmación se desprende la importancia económica que tienen, hoy día, estas empresas; sin embargo, las graves dificultades a que se enfrentan en el momento de la sucesión generacional provocan que muchas de estas empresas se extingan en la primera generación, según confirman las estadísticas. En efecto, a tenor de los datos del Instituto de Empresa Familiar, casi dos tercios de las empresas familiares no superan la primera generación. La carencia de liderazgo o la falta de conocimiento de la operación del negocio, son los principales riesgos para que la empresa no sobreviva. De tales circunstancias se desprende la importancia de anticiparse a esta situación, como forma de asegurar la continuidad de la empresa a través de las generaciones.
La regulación anticipada de la sucesión requiere seguir una serie de pasos básicos que han de adaptarse a las necesidades de cada empresa, pero que, en todos los casos, requiere de un periodo de transición a medio y largo plazo. En este contexto, la suscripción de un protocolo familiar aparece como el medio idóneo para evitar la toma de decisiones precipitadas y erróneas que en el futuro pueden hacer peligrar la estabilidad y permanencia del negocio.
El artículo 2 del Real Decreto 171/2007, de 9 de febrero, por el que se regula la publicidad de los protocolos familiares define a éstos como "aquel conjunto de pactos suscritos por los socios entre sí o con terceros con los que guardan vínculos familiares que afectan a una sociedad no cotizada, en la que tengan un interés común en orden a lograr un modelo de comunicación y consenso en la toma de decisiones para regular las relaciones entre familia, propiedad y empresa que afectan a la entidad.
Los aspectos subjetivo, objetivo y formal del protocolo no son objeto de regulación alguna, como tampoco lo es su contenido que vendrá configurado por la autonomía negocial, sin más límites que los establecidos en el ordenamiento civil y societario".
Dado que el contenido del protocolo familiar se rige por la autonomía negocial, es de suma importancia conocer cuáles deben ser los aspectos primordiales que se deben abarcar, y que pasan por la preparación de los sucesores y el desarrollo y cambios en la organización de la empresa, siempre tratando de minimizar las posibilidades de conflictos futuros y, simultáneamente, estableciendo mecanismos adecuados para la gestión de estos conflictos –en caso de materializarse-.
El protocolo familiar es una herramienta altamente eficaz para identificar con precisión el modelo de empresa que se tiene y el que se quiere conseguir en el futuro, que otorgará un mayor compromiso de los miembros de la compañía, y permitirá establecer criterios concretos de actuación; todo ello permitirá una gestión más eficaz y una mayor seguridad tanto financiera como corporativa. El obligado consenso de los miembros de la compañía para alcanzar estos objetivos, hace necesario pasar por el asesoramiento legal que garantice la correcta toma de decisiones en todos estos puntos.
Por todo lo expuesto, el protocolo familiar es el instrumento idóneo para garantizar la continuidad y sucesión de la empresa familiar. En UNIVE Abogados nuestros profesionales del Departamento de Asesoría Jurídica de Empresa y de Sucesiones cuenta con amplia experiencia en la redacción del protocolo que más se adecue a las necesidades de cada empresa, actuando con pleno rigor y decoro profesional. Además, nuestro sistema basado en las nuevas tecnologías permite proponer y negociar la implantación del protocolo familiar sin que sea necesario el acceso a información que pudiera provocar mayor recelo, por ser considerada “sensible” dentro del grupo familiar.