El sistema de compensación urbanística supone dejar a la iniciativa privada la gestión y ejecución de ciertos desarrollos. Unas adecuadas medidas de control, permiten obtener los beneficios que se derivan de la gestión privada sin asumir grandes riesgos. Los principales problemas suelen plantearse en relación con los estatutos, el pago de cuotas y las operaciones de reparcelación.
El desarrollo urbanístico a través de los sistemas de compensación constituye la principal herramienta de gestión empleada en España. A través de dicho mecanismo son los propietarios del suelo los que actúan como gestores en su propio beneficio y bajo su responsabilidad.
Se trata de un sistema que ofrece grandes beneficios, fundamentalmente derivados de la gestión privada de la iniciativa, lo que permitirá emprender las actuaciones con mayor eficacia y empuje. No obstante, los beneficios que se derivan de la gestión privada pueden tornarse perjuicios si la actividad no se desarrolla con la necesaria profesionalidad, dedicación y honradez por parte de los que se encargan de la gestión urbanística.
En nuestra opinión, dichos riesgos pueden minimizarse a través de sistemas de control basados en el conocimiento de las normas, la independencia y la profesionalidad. Parece evidente que no puede dejarse el control de una actividad tan importante y compleja como un desarrollo urbanístico, en manos de personas que no tengan los conocimientos necesarios para acometer la empresa y hayan acreditado suficientemente su profesionalidad. La principal tarea que compete a quienes se ven afectados por un desarrollo urbanístico gestionado por compensación, es la elección de los encargados de dirigir el desarrollo de la actividad y los correspondientes mecanismos de control, tanto técnicos como jurídicos.